Desde la primera infancia, se desarrollan habilidades esenciales que sentarán las bases del aprendizaje futuro, y la motricidad fina es una de las más importantes. Esta capacidad, que implica movimientos precisos de las manos y los dedos en coordinación con la vista, es fundamental para actividades como la escritura.
¿Por qué es importante trabajar la motricidad fina?
Desarrollar la motricidad fina no solo fortalece los músculos de las manos, sino que también mejora la coordinación ojo-mano y la precisión. Esto resulta esencial para sostener un lápiz, trazar letras y escribir con fluidez, habilidades que además favorecen la independencia en actividades cotidianas, como abrocharse la ropa o usar utensilios.
¿Cómo podemos fomentarla?
Es importante que desde la infancia se promuevan actividades que estimulen estas habilidades de forma natural y divertida. Algunas ideas son:
- Dibujar, colorear y recortar figuras.
- Jugar con bloques pequeños o plastilina.
- Enhebrar cuentas o realizar manualidades.
Estas actividades son mucho más que un pasatiempo: ayudan a desarrollar fuerza, control y confianza.