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La elección entre la jornada continua y partida ha sido motivo de debate durante años, y recientemente ha cobrado relevancia con el informe de la OCDE que sugiere que la jornada partida puede contribuir a reducir la tasa de abandono escolar temprano en España. La jornada partida ofrece numerosos beneficios que enriquecen la experiencia educativa y el desarrollo personal de nuestros alumnos-as. Son numerosos los argumentos que respaldan esta postura:
- Descanso y recarga de energía: La jornada partida proporciona a nuestros estudiantes un descanso adecuado durante el día. Dividir la jornada en dos partes les permite desconectar, recargar energías y regresar a las aulas con una mente fresca y lista para aprender.
- Actividades escolares y extraescolares: La jornada partida permite a nuestros estudiantes equilibrar sus responsabilidades escolares con otras actividades importantes en su vida diaria.
- Mejor aprovechamiento del tiempo: Al dividir el día en bloques, nuestros estudiantes pueden concentrarse mejor en las materias y actividades que se presentan en cada sesión. Esto promueve un mayor nivel de atención y participación en clase, lo que se traduce en un mejor rendimiento académico.
- Espacio para el descanso y la alimentación: La jornada partida ofrece intervalos adecuados para que nuestros estudiantes puedan descansar, socializar y alimentarse de manera adecuada, al comer en el centro escolar. Un descanso adecuado y una alimentación balanceada son fundamentales para el bienestar físico y mental de nuestros alumnos.
- Preparación para la vida universitaria y laboral: La jornada partida refleja más de cerca la estructura de horario actual en la universidad o en el mundo laboral. Al acostumbrarse a esta dinámica desde la escuela secundaria, nuestros estudiantes están mejor preparados para gestionar su tiempo de manera eficiente en el futuro.
- Equilibrio económico y familiar: las jornadas intensivas requieren en muchos casos de una mayor inversión en horario extraescolar o de que algún familiar esté presente en el domicilio familiar, con el consiguiente impacto a nivel económico y laboral en el ámbito familiar.
En resumen, la jornada partida ofrece una serie de ventajas significativas que benefician el bienestar y el rendimiento académico de nuestros estudiantes de ESO y Bachillerato.