La diversidad nos enriquece, en la medida en que la mirada del otro nos ofrece una perspectiva distinta a la propia, aunque en ocasiones podemos no compartirla e incluso no llegar a comprenderla, en la medida en que historia personal, sus vivencias y su carácter no son los nuestros-as.
Una sociedad democrática se basa precisamente el respeto a las ideas de todos-as, pero poniendo énfasis en que no todo vale para defenderlas.
Esa es nuestra historia, porque más allá de la historia individual y personal de cada uno-a, tenemos una historia colectiva como pueblo. Una historia que afortunadamente a nuestros hijos-as no les ha tocado vivir, pero de la que nosotros-as les podemos contar, para mantenerla en nuestra memoria colectiva y para que ni nosotros ni ellos-as cometamos los mismos errores.
Para que nunca olvidemos que nada justifica el uso de la violencia y la imposición de unas ideas sobre las de los demás.
Con ese motivo, en el marco del programa Adi-Adian del Gobierno Vasco, los alumnos-as de 4º de ESO han podido escuchar de primera mano el testimonio de una víctima de ETA, conocer su historia, su sufrimiento y las conclusiones a las que ha llegado. Un testimonio de gran valor para la juventud.
Más allá de esta iniciativa, a nosotros-as, como como padres, madres y educadores-as nos corresponde trasladarlo también a los jóvenes, ya que es a través del diálogo y la comprensión mutua como podemos construir una sociedad más armoniosa y justa. Es el legado que como sociedad y como adultos-as nos corresponde dejarles.
Desde aquí os invitamos a hacerlo: a mantener esas conversaciones y a dejar ese legado.