¿Recuerdas la última vez que diste un paseo por el bosque o te adentraste en un campo verde? Esa sensación de calma que invade, la paz que se respira en cada paso, y cómo al volver a la rutina, sientes una energía renovada. En nuestra ikastola, ese bienestar se convierte en parte de la vida diaria de nuestros estudiantes, porque aunque estamos algo alejados del centro urbano, contamos con una ventaja única: la conexión constante con la naturaleza.
Múltiples estudios han demostrado que el contacto frecuente con el entorno natural tiene un impacto positivo tanto en el aprendizaje como en el bienestar emocional. Pero este es uno de esos casos en los que los estudios vienen a confirmar lo que ya sabemos y experimentamos en primera persona. No solo favorece la concentración, sino que también reduce el estrés, aumenta la creatividad y potencia la felicidad. Los niños y niñas que aprenden en un entorno rodeado de árboles, campos y aire puro disfrutan de una experiencia educativa que va más allá de los libros; la naturaleza se convierte en un aula viva que despierta su curiosidad y nutre su espíritu.
Además, esta conexión con el entorno beneficia su bienestar físico y mental. Como adultos, sabemos lo reparador que es estar en contacto con la naturaleza: un paseo al aire libre nos permite desconectar, relajarnos y regresar a nuestras actividades con una motivación renovada. Lo mismo sucede con nuestros estudiantes; la naturaleza no solo se convierte en su espacio de aprendizaje, sino también en un refugio de tranquilidad y de juego, donde aprenden a conocer y valorar el mundo que les rodea.
Te dejamos con una lectura de interés sobre este tema, en este enlace y un video para que te llegue un poco de conexión con la naturaleza y paz. Ondo izan!